Perdido en el prado de tus paisajes
que no son de tono habitual por llevar el color de tu piel.
Cascada de un dorado otoñal deslizada desde la frente
y descansando en el valle curvo de tu espalda.
conformando cada línea, cada centímetro de tu cuerpo
y distribuidos sabiamente.
Pozos húmedos son tus labios, también algo más…
Aire que sopla tu aliento y nariz, el mismo que respiras…
Luz en tu faz y ojos, que iluminan el panorama…
Zonas peligrosas, un tanto prohibidas para explorar…
Y yo tan viajero, sobre un paraiso en tu piel y cuerpo
sintiendo humedad que refresca y calor que quema,
en tus líquidos que corren, en tus ardientes volcanes.
Buscando ser el conquistador de esta sagrada tierra. Xavier H.
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